martes, 20 de septiembre de 2016

EL BILLETE DE BANCO

Hasta la época en que la Imprenta inició sus actividades, el Banco atendía sus necesidades de billetes con base en la importación procedente de reconocidas firmas de Europa y los Estados Unidos. Los diseños de estos billetes eran generalmente, contratados en forma simultánea con el suministro y aun cuando los motivos y grabados, algunos de excelente calidad y valor artístico, hacían referencia a aspectos de nuestro país, no necesariamente reflejaban plenamente la cultura colombiana. Asimismo, los motivos secundarios, orlas y otros elementos no presentaban carácter de exclusividad.

Cabe acá señalar que los billetes de Banco además de cumplir con la importante función de permitir el diario desenvolvimiento de la economía de los países, junto con la bandera, el himno nacional y el escudo, hacen parte de los emblemas de soberanía de cada Nación. En efecto, tales documentos son exclusivos, identifican los países y por las características de su diseño (motivos, colores, estilo) son un reflejo de la idiosincrasia de los pueblos. Igualmente, los billetes son la imagen de la integridad, carácter y calidad del ente emisor y por tanto deben inspirar la confianza y seguridad que de él espera el usuario.

La citada condición de diseño de los billetes colombianos, continuó para la mayoría de las denominaciones que aún con posterioridad al establecimiento de la Imprenta, fue necesario seguir adquiriendo en el exterior, hasta que en 1979 se dio origen a la Nueva familia de billetes del Banco, en la cual la institución intervino directamente en la definición de los diseños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario