Los españoles quedaron muy impresionados por las propiedades de la goma de los aztecas ( al principio pensaban que las pelotas estaban poseídas) , y descubrieron que también podían extraer látex de otros árboles como el caucho brasileño.
En Inglaterra, por casualidad, el científico Joseph Priestley, al frotar un trozo de caucho sobre un papel en el que había escrito con un lápiz, observó que el trazo se borraba muy bien. Pero no las comercializó.
Quien sí lo hizo fue Edward Nairne, que las vendía como un artículo de lujo. Pero ocurría un problema:se pudrían. Los europeos habían adoptado el látex, pero los americanos aprendieron el tratamiento para preservarlo. Sería, Charles Goodyear (el de los neumáticos) al inventar el proceso llamado vulcanización quien podía preservar el caucho. Surge así la goma de borrar.
¿Por qué borra una goma? Bien, el caucho de una goma de borrar es un polímero del formado por cadenas muy largas hechas de “eslabones” de isopreno. Al frotar un trozo de caucho sobre un papel con grafito sobre él, el isopreno es capaz de asociarse muy bien al grafito, y lo retira del papel, dejándolo “colgado” del polímero, enganchado a algunos escalones de la cadena.
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